Esta Hermandad, cuando sus fundadores la hicieron posible, fue con un fin primordial, el realizar un Via Crucis en la madrugada del Viernes Santo, como hecho revulsivo en la Semana Santa Ilicitana, intentando con ese Acto, dar un toque de atención sobre lo verdadero y trascendental que supone para los católicos, la Semana Santa.

Ni siquiera en aquellas mentes jóvenes y adolescentes, cruzó la idea de realizar una talla de un Cristo crucificado, lo importante era Jesús en la Cruz, por eso se solicitó a nuestra parroquia una imagen, siendo el resultado de nuestra petición, la cesión del Cristo de la Sacristía, una talla que, nada o bien poco se sabía de ella, y que su desconocimiento llegaba a tal punto, que ni siquiera tenía una advocación. Era una de las pocas imágenes que se había salvado de la vorágine bárbara e inculta que posteriormente desembocó en nuestra triste y penosa Guerra Civil; y como un testigo anónimo se presentaba ante nosotros, sin huellas ni identidad.

Se dice que Dios escribe recto con renglones torcidos, y tal vez quiso adquirir presencia, cuando ese grupo de jóvenes fundó esta Hermandad, y puede que la advocación que desde aquel año tiene, no fuera una simple casualidad y coincidencia.